2. REFLEXIÓN SOBRE EL
LIBRO “INNOVACIÓN DE LA EDUCACIÓN Y LA DOCENCIA”
En
el capítulo 1 del libro “Innovación de la educación y de la docencia” se hace
un recorrido sobre el papel de la enseñanza en los ecosistemas sociales
educativos. Se explican los diferentes modelos que basados en supuestos
teóricos trazan el mapa conceptual de los modelos innovadores explicando la
razón de su existencia y su evolución con el común denominador de ser modelos
integrados en un sistema, compartidos por los miembros que forman parte de él,
y poder así evaluar la posible creación de una cultura inclusiva e innovadora.
“La innovación educativa se basa en la creatividad de los procesos y en
el diseño permanente de los mismos delineando nuevos caminos que optimicen las
decisiones y mejoren las prácticas comunicativas. Los procesos rediseñados han
de ser percibidos favorablemente por la mayoría de los miembros de la
organización, quienes deben participar en su planificación y adaptación continua,
creando un clima de creatividad y actualización, que sea propicio para
construir las claves para una innovación fecunda de las instituciones
educativas”
Este
fragmento del libro se enmarca dentro del modelo sistémico, el sistema de
proceso, la organización como flujo de información, componente imprescindible
que ha de ser revisada constantemente para poder rediseñar procesos dentro de
un clima organizativo de creatividad implicando a todos los profesionales. Sí
es sin ninguna duda la innovación un elemento clave para vivir el proceso de
enseñanza y aprendizaje desde una búsqueda permanente de sentido y valor de los
procesos, ya que la adaptabilidad a los diferentes contextos a los que nos
vemos expuestos constantemente hace necesaria una reevaluación de los métodos
de actuación en educación. Esta reevaluación ha de ser por tanto constante, que
nazca con una razón de ser y una estructura que equilibre y de sentido al
proyecto educativo pero con la suficiente flexibilidad como para acercar
posturas nuevas y decisiones acertadas. Este se trataría de un acercamiento
técnico al tema de estudio. La estructura y la creatividad sujetas por el
contexto sociocultural y el día a día. Para lograr consenso en los procesos
dependerá del grado de incidencia en el sistema y las partes involucradas en el
mismo; no será lo mismo plantear un modelo innovador que defina un centro en
concreto, que un trabajo de fin de curso o actuación de navidad. Los procesos
prediseñados han de ser aceptados por la mayoría de los miembros, lo cual hace
del ejercicio innovador un punto de partida sólido y común a todos los
integrantes, no un proyecto innovador que pierda sentido por falta de
practicidad o de seguimiento, evaporándose aun pudiendo ser un buen plan. Una
vez el ante proyecto sea admitido, será ya cada miembro quien ponga de su parte
para que se lleve a cabo, contando con que el sistema como interacción humana
es valioso, comprometido que a través de esta capacidad para innovar y trabajar
en equipo crea un clima organizacional positivo.
“La verdadera innovación de las actuaciones en la escuela (Medina 2008)
radica en la potencialidad y caracterización del clima social que sea capaz de
construir, adaptar, mejorar y compartir entre todos los agentes de la escuela y
cuya base radica en la identidad, calidad y potencialidad empática y
colaborativa de las relaciones sociales que se construyen”
He aquí el aspecto psicosocial de las
actuaciones colaborativas en una institución educativa. Todo esto será posible
con una óptima comunicación y colaboración entre los agentes involucrados, la
empatía y autoimagen, la convivencia entre posturas divergentes, abiertas o
rígidas pueden hacer difícil e incluso imposible la evolución de los modelos
innovadores en la práctica. Ya que los diferentes valores, sentimientos o la
falta de ellos, encontrados más las experiencias y bagajes de cada uno, si no
se tiene claro un punto de referencia común que base la interactuación en el
respeto, la cooperación, la empatía, un aliciente en cuanto a condiciones
laborales justas, cada individuo podrá entonces ver un retroceso en el proyecto
innovador y se puede perder el sentido de implicación. Según afirma Ramón Perez
Yuste “Dejar de lado esta importante
realidad puede suponer una temeridad; cuando menos, se debería ser consciente
de que tomarla en consideración puede contribuir, a través de su conocimiento,
a su mejora y, de ahí, a la mejora de los propios educandos. El profesorado,
pues, debe ser objeto de evaluación”.
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